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miércoles, 21 de diciembre de 2011

SOMOS CONCEBIDOS POR EL ESPÍRITU

Todos somos concebidos por el Espíritu Santo y esta es la clave para disolver todas las estructuras mentales que nos atan a nuestra condición humana y nos hacen perdernos de nuestra naturaleza espiritual.
Estamos en Navidad y es ahora cuando debemos volver a nacer para re-conocer el Reino de los Cielos, como le explica el Maestro Jesucristo al judío Nicodemo. Volver a nacer en el Espíritu es tomar conciencia de nuestra naturaleza espiritual y así podemos ver nuestro Reino Celestial; en caso contrario, es imposible.
Toda vida humana proviene de la simiente de un padre. Te has preguntado ¿en qué momento la semilla de la vida toma conciencia propia?
Sin el Espíritu no tendríamos vida ni espiritual ni física. A nivel físico, el aliento Divino, el soplo Divino, el neuma, la respiración, es la energía vital que nos brinda la vida. Cuando respiramos, tomamos prana[1] que es el cuerpo sutil físico del Espíritu y con él la energía vital que inmediatamente se manifiesta en el centro energético o chacra del corazón que incluye los pulmones y el corazón: “De este modo, la sangre oxigenada procedente de los pulmones llega a la aurícula izquierda y es distribuida a todo el organismo desde el ventrículo del mismo lado. La sangre que retorna del organismo carente de oxígeno, lo hace a la aurícula derecha, siendo impulsada desde el ventrículo correspondiente hasta los pulmones, donde se oxigenará y retornará nuevamente al corazón”[2].
La energía ni se crea ni se destruye (es eterna) sino que se transforma, por lo tanto, prana es el mismo Espíritu, dado que la esencia es la misma solo cambia su frecuencia vibratoria pasando del Espíritu a su nuevo cuerpo sutil llamado prana. Es como decir que el Espíritu en su dimensión espiritual debe colocarse un traje para su manifestación en la dimensión física y lo hace a través del cuerpo sutil del prana, pero sigue siendo Espíritu y por eso, somos Templos del Espíritu, dado que mora en nuestro corazón.
La erección del pene se debe a que su tejido interno o cuerpo cavernoso se llena de sangre, dado que el hombre ha colocado toda su energía vital enfocada en ese órgano sexual. El pene erecto contiene toda la energía vital del hombre y la mente la enfoca en el centro energético sexual o chacra sacral donde se relacionan los órganos sexuales con sus glándulas y secreciones hormonales, incluyendo las de la glándula seminal o vesícula seminal que con su conducto y el conducto deferente forman el conducto eyaculador que desembocan en la uretra que es el orificio externo del pene.
Esto significa desde el enfoque espiritual, que el Espíritu está enfocado en el pene y en el chacra sexual y allí se va generando la vida.
Dejemos por un momento al pene erecto quieto, mientras nos enfocamos en un asunto conexo para luego retomar el pene pero ahora en movimiento.
El propósito de la vida es la experiencia del alma y a través de ella, el alma va adquiriendo mayor conciencia hasta alcanzar la plenitud del Ser, manifestada en la unidad de conciencia con el Espíritu. Esto fue el testimonio de Jesucristo, que desde su condición humana y en plena consciencia se hizo Dios. Tenía que morir públicamente en forma bastante oscura, como fue su muerte en la cruz, para luego brillar con luz propia en la resurrección del cuerpo físico[3], visto por sus propios apóstoles y otros, venciendo la muerte y con este testimonio surgió el verdadero cristianismo. San Pedro lo dice claramente en su segunda carta, capítulo 2 versículo 16 al 19: “La enseñanza que les dimos sobre el poder y el regreso de nuestro Señor Jesucristo, no consistía en cuentos inventados con maña, pues con nuestros propios ojos vimos al Señor en su grandeza. Lo vimos cuando Dios el Padre le dio honor y gloria, cuando la voz de Dios le hablo de aquella gloriosa manera: “Este es mi Hijo amado, a quién he elegido.” Nosotros mismos oímos aquella voz que venía del cielo, pues estábamos con el Señor en el monte sagrado.”
La energía ni se crea ni se destruye sino que se transforma, por lo tanto, con Jesucristo se nos da testimonio de que Dios se hizo hombre y Jesucristo hecho hombre se hizo Dios. Lo hermoso de esta Conciencia Cristica alcanzada por el Cristo, es en realidad de que el alma es Espíritu, es la singularidad que se separa del Todo pero sigue siendo el Todo y esto significa el que seamos hechos a imagen y semejanza de Dios y es lo que debemos recordar con mayor responsabilidad.
Pues bien, cada alma tiene una experiencia o propósito específico que debe vivir en la dimensión física, de tal manera que previamente estando en la dimensión espiritual y mental, define los códigos genéticos con los que construirá su cuerpo físico que junto a las condiciones familiares, sociales, culturales, económicas y ambientales, definirán la mejor condición para tener la oportunidad real de vivirla. Realmente escogemos a nuestros padres, nuestros cuerpos y las condiciones donde nacemos para luego volar por sí solos tras el objetivo espiritual, con el riesgo de olvidarnos de ese propósito por el poder de la matrix de ilusión en la que se vive en la 3D.
El alma conoce el propósito mientras que el ser humano en su mayoría lo olvida y más adelante explicaremos el porqué. En el subconsciente y en el corazón tenemos la conexión con la sabiduría de Dios y del alma y en ellos, el futuro padre que tiene el pene erecto y que ahora debemos volver con él, sabe por decisión libre y voluntaria que será vehículo del alma que va a nacer, al igual que la futura madre.
En esta cultura patriarcal que poco sabe de las artes amatorias, la consecución del orgasmo a través de la eyaculación seminal es el objetivo por excelencia que busca el hombre, acolitado por acción u omisión por la mujer.
En esa dinámica creadora, se genera espiritualmente una Energy Synergy eXchange (S.E.X.), una energía sexual sinérgica creadora en la que el Dios Padre aprueba de que una de sus almas tome posesión corporal, del tamaño de un fotón de luz y entre al cuerpo físico del futuro padre carnal, en la glándula seminal, que realmente es un centro energético creador de vida, y empiece a tomar los genes del padre que junto a los propios, van formando un pequeño mundo, un diminuto mundo del tamaño y forma de una cabeza de un espermatozoide y una colita que le permite movilizarse en un liquido viscoso, puro, cargado de energía pura, Divina y amorosa, llamado líquido seminal.
El Dios Padre concibe espiritualmente a su nuevo hijo en forma de espermatozoide cargado de genes del alma a nacer y del padre. Pero es necesaria la participación de la Diosa Madre que se ve reflejada en el fruto del deseo por el cual el pene permanece erecto creando de la nada, líquido seminal.
El futuro padre entregado a su fuerza, mente y corazón en búsqueda de su recompensa placentera, siente las sensaciones próximas a su anhelado orgasmo y sin pensar para nada en nada y especialmente y muy especialmente, para nada en el tema espiritual, con el pene transmitiendo toda la energía vital creadora a la gestora madre, expulsa el líquido seminal en forma vigorosa dentro de la vagina de su amante.
La vagina es un templo o receptáculo de la energía masculina que ahora llena su copa sagrada de semen creativo, permitiendo el fluir del líquido seminal que contiene la conciencia de un alma en forma de espermatozoide que sabe que ahora tiene la oportunidad de volver a nacer a la dimensión física y con esa pasión generada por el principio masculino, independientemente que ya venga con el cromosoma XX (mujer) o XY (hombre), alcanza su inmenso logro al atravesar el óvulo y ya sin su colita movilizadora descansa en un nuevo mundo femenino, del cual obtendrá los genes que le hacen falta para completar la plenitud de su magna obra, co-creada con el Creador..
En el instante en que los obtiene, el alma cumple su misión, ha vuelto a vivir en la dimensión física y entra en un profundo sueño que lo hará olvidar de su propósito espiritual y que tendrá que volver a recordar para cumplir plenamente su misión.
Los órganos sexuales femeninos también tienen relación directa con el centro energético sacral o sexual y ahí, el Espíritu transformado en energía sexual creadora, hace el vínculo matrimonial del Dios Padre representado en el papa y la Diosa Madre representada en la mamá y concibe la común-unión de la gestación de su Hijo/a.
Todos somos concebidos por el Espíritu Santo.
No hay embarazos indeseados. Sólo hay padres y madres bastantes separados de sus almas que no son conscientes del porqué ahora engendran una nueva vida. Aún en medio de una violación, hay un propósito de tres almas cumpliendo una cita programada en la dimensión espiritual y mental para el bien de todos, porque en ausencia de la oscuridad, la luz no sería luz y hay casos de embarazos indeseados concebidos en forma violenta que trajeron mucha felicidad en el futuro. Todo es cuestión de conciencia y prejuicios.
Es importante resaltar, que toda gestación tuvo la autorización y acuerdo libre y en plena conciencia, de las almas que participan en dicho embarazo, es decir, padre, madre e hijos. Todos hemos nacido por mandato Divino.
En el momento de que la madre es consciente de su embarazo, la reacción emocional despierta al alma dormida que yacía en un sueño profundo olvidando lo que realmente es. Y empieza a recibir dicha emoción y a cargarse con ella, adquiriendo las emociones femeninas que le servirán en el futuro. El amor y el temor aparecen en su nueva vida y con ellas, empieza a comer del árbol del bien y del mal, separándose del Jardín del Edén.
De la NADA del abismo del Espíritu, surge su reflejo en el espejo de la dimensión física, dando origen al ADAN que tras comer del fruto del bien y del mal ofrecido por la mujer es echado del Paraíso. Comiendo de este fruto de la ciencia, tiene garantizado que volverá a ser Dios, ya sea ADAN un varón o una hembra.
Gen.3:21. “Dios el Señor hizo ropas de pieles de animales para que el hombre y su mujer se vistieran y dijo: “Ahora el hombre se ha vuelto como uno de nosotros, pues sabe lo que es bueno y lo que es malo”

¿Porque olvidamos el propósito del alma al despertar del sueño profundo en el vientre de la madre? Porque el Plan Divino se ve reflejado en el propósito de la vida que expusimos anteriormente. El Ser Humano tendrá que volver voluntariamente al sitio de donde surgió; tendrá que aprehender la conciencia, conocerse a sí mismo y con esa ciencia, del bien y del mal, trascenderlo, estar por encima del bien y del mal, comprendiendo que no hay mal que por bien no venga, que la dualidad es un camino de aprendizaje porque en ausencia del mal el bien no sería bien.
La dualidad define ambos aspectos de una misma esencia. Lo que es, define inmediatamente lo que no es, por eso el alma define lo que es Dios y sin alma no habría Dios pero sin Dios no habría almas.
La pregunta que surge es: ¿Ahora que sabes que fuiste concebido por el Espíritu Santo y que eres Hijo/a de Dios, que vas hacer?
Todas las religiones del mundo utilizan diferentes símbolos para expresar este propósito de Ser Uno con Dios. Recordemos que en todas ellas la única religión que prevalece es el Amor como energía vital para ligarnos con el Espíritu.


[3] Algunas doctrinas religiosas tradicionales o sacerdotes contemporáneos enseñan que la resurrección no fue con el cuerpo físico sino el éterico o astral. Todas las almas cuando mueren de la vida física “resucitan” en el astral, son lo que se llama popularmente “fantasmas” que luego van ascendiendo a sus otros planos sutiles hasta alcanzar de nuevo la Unidad Espiritual para luego regresar a la vida física a continuar con el proceso evolutivo de su propia conciencia pero siempre con la oportunidad de encontrar el tesoro de la Conciencia Divina en su corazón.

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